Caballo que alcanza, ganar quiere.

Los que con estas palabras crean que estoy dando por perdida la batalla están sumamente equivocados. Quien les habla junto al resto de la nueva generación tenemos las fuerzas necesarias para echar de nuestro querido club a esos dirigentes que tan mal nos hicieron durante años y años. No nos vamos a dar por vencidos. Se los anticipo.

No obstante la realidad, para muchos inesperada, nos obliga a dejar de lado las internas. No digo a unirnos en la malversación, sino a no pelearnos frente a los de afuera. A no dividirnos por cuestiones políticas y a tirar todos para el mismo lado. Para el lado de los colores y de la gente. De esos colores incondicionales y de esa gente que siempre estuvo y que hoy no está por cuestiones de las que prefiero seguir hablando en la próxima editorial.

El motivo que me pone nuevamente delante de ustedes es que El Porve jugará contra Racing. Aunque siga sin poder creerlo y aquella noche no haya pegado un ojo de tanto fantasear, me cuentan que enfrentaremos a ese equipo campeón del mundo con hinchas en cada rincón del país. Seguramente los simpatizantes de Racing se acordarán de cada uno de nosotros. Es lógico que por una mera cuestión numérica nosotros no podamos acordarnos de cada uno de ellos. Pese a eso no me siento en una lucha desigual. No es David contra Goliat ni mucho menos. Es que si cada uno de nosotros recibió un llamado de algún amigo de Racing y nosotros no pudimos hacer lo mismo porque no supimos por donde empezar, significa que somos más grandes. No en cuanto a títulos. Si en cuanto a representación.

Y no soy quien para juzgar el sentimiento de cada uno, mucho menos ante una parcialidad que llenó una cancha sin jugar, pero les aseguro que nuestras tristezas fueron mayores. Por eso si tengo que apostar les digo que nuestro amor es más fuerte e incondicional.

Juro que no me alcanza haber llegado hasta San Juan y sospecho que a los jugadores tampoco. Un amigo me dijo no hace tanto tiempo que caballo que alcanza, ganar quiere. Sería magnífico. ¿Lo imaginan? Podría llegar a ser una de las mayores alegrías de mi vida como hincha. Muchos lo pondrán a la altura de Armenio, otros harán lo propio con All Boys. Los más veteranos aún recordarán aquellos penales en la cancha de Atlanta. Los entiendo a todos. Pero hoy es Racing. Hoy es Teo, hoy es Gio y hoy son esos treinta mil tipos que estarán del otro lado ninguneándonos noventa y pico de minutos.

Sabemos que nuestros jugadores tienen sus limitaciones. La dupla técnica también es conciente que tal vez de acá a la eternidad nos unan solamente las ganas de vencer al poderoso equipo de Simeone. Confieso que de mi lado son muchas e imagino que del de ellos también.

Por eso como un simple comunicador pido unión y paz. A la dirigencia, al periodismo partidario y a esos locos que se bancan más de las que merecen. Tan simple y tan complejo como eso. Ah, no quiero olvidarme: si le abren las puertas al hincha de cara a los próximos partidos, mucho mejor.

Pablo Carrozza